4 de septiembre de 2008

Bonita el agua!

Si hay una materia que nunca me gustó en todo el colegio fue plástica. Ni que hablar de manualidades, jamás fueron mi fuerte, ni tampoco mucho empeño hice para que lo fuera. Desde los 6 añitos odié profundamente el famoso "picadito". Qué maestra se le ocurriría ahora pensar que por hacer cada letra del abecedario en picadito con papel glasé, vas a aprender la letra mejor?? Ninguna!!!! Pero bueno, eran los principios ochentosos y era lo que había, maldito punzón!!

Por suerte el hecho de ser melliza, te ayuda en algunas cosas. Todo lo que yo no hacía bien en estas cosas, mi hermana le salían perfectamente. Por supuesto que ahora ella se dedica a eso y yo... a otra cosa..

Pero cada tanto se me debe activar algún gen de familia y se me ocurre hacer algo con mis propias manitos en lugar de comprarlo listo.

Esta vez le toco el turno a la fuente de agua. Allá fui al Tigre a comprar el fin de semana pasado todas las partes... a ojo... nada de leer mucho sobre el tema.

Volví chocha con mis partes y hasta pensando que iba a pegar las piedras con cemento (facilidades de tener un marido maestro mayor de obra, porque mi primer pensamiento fue el poxipol). Hoy entonces lavé todas las piedras, que resultaron tener un lindo color abajo de ese gris de tierra y me dediqué a "presentarlas" (dícese de ponerlas en forma en como quedarían) y entonces noté sabiamente que si las pegaba con cemento, nunca iba a poder sacar el motorcito. La primera opción fue pensar en armar algo que pudiera sacar el motor y volverlo a poner... me duró 5 segundos el entusiasmo.

Entonces decidí improvisar y así quedo! No estará pegada, pero no se nota, no?

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